Las consecuencias de la corrosión son:
- Disminución de la sección de la armadura.
- Deterioro en el recubrimiento de hormigón.
- Disminución de la adherencia entre el acero y el hormigón.
- Aparición de manchas de óxido.
- Sanear el hormigón deteriorado hasta conseguir un soporte sano y resistente.
- Limpiar la superficie a tratar (hormigón y armadura).
- Pasivar las armaduras con el fin de evitar su futura corrosión y dotar a las mismas de una superficie que tenga mejor adherencia con el recubrimiento posterior. En ambientes muy agresivos no es suficiente con los agentes de pasivado normales, si no que es necesario incorporar aditivos inhibidores de alta eficacia como los inhibidores de corrosión CORTEC, ampliamente probados.
- Recubrir la superficie afectada mediante aplicación de un mortero estructural o cosmético.
- Revestir la superficie mediante la aplicación de un mortero impermeable en pequeño espesor (2-3 mm).
